sábado, 3 de octubre de 2015

vanza la neurociencia hacia el control de la mente humana?

vanza la neurociencia hacia el control de la mente humana?

La optogenética permite activar o desactivar voluntariamente en tiempos muy precisos las neuronas que hacen posible estados mentales particulares



Ratón con implante para estimulación optogenética. / EN WILLIAMS, SC Y DEISSEROTH, K., 2013, “OPTOGENETICS”. PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES, USA. 8;110,41:16287.
Imagine que ha sido usted víctima de un atraco o violación y que el recuerdo de esa situación se repite en su mente causándole estrés postraumático, una alteración que compromete su bienestar cotidiano. Suponga entonces que un médico o especialista tiene un dispositivo con el que marca selectivamente las neuronas que se activan en su cerebro para producirle ese estrés y que el mismo dispositivo va a poder utilizarse más tarde para impedir que esas mismas neuronas se reactiven como antes y le vuelvan a hacer sentirse mal.
Dele ahora vuelta a la situación e imagine que su estado es de satisfacción y alegría, pues le ha tocado la lotería o su equipo de futbol ha ganado un importante campeonato. Una vez marcadas las neuronas correspondientes, el mismo dispositivo anterior podría reactivarlas a voluntad, haciendo posible que se sienta feliz en cualquier momento. Vayamos más lejos y conciba que tal dispositivo marca las neuronas específicas que genera cualquier percepción o estado mental de una persona, como el que permite ver un paisaje, sentir hambre o dolor, oler una rosa o tener una determinada idea o pensamiento. Activando o desactivando dichas neuronas a voluntad se podría controlar la mente de esa persona. ¿Hasta qué punto? Si el dispositivo fuese perfecto, casi hasta donde quisiéramos. Lo podríamos utilizar para cambiar estados de ánimo, para eliminar fobias, para modificar sensaciones, gustos o preferencias y, yendo lejos, para cambiar o implantar en un cerebro ideas y pensamientos.
¿Ciencia ficción? Sin duda, hasta la fecha. Pero la neurociencia viene pegando tan fuerte que quizá no tardemos en temer que esa ficción se haga realidad y necesitemos activar nuestro sistema de control ético para evitar que, como en otras ocasiones, los hallazgos científicos sigan un camino diferente al del bien. En lo que aquí nos ocupa, todo empezó cuando a principios del presente siglo se descubrió que algunas algas unicelulares eran portadoras de unas proteínas que cambiaban de conformación cuando se las iluminaba. Parecidas a las que tenemos en las retinas de nuestros ojos, esas proteínas se abrían al recibir la luz dejando pasar cargas eléctricas a su través.

Activando o desactivando dichas neuronas a voluntad se podría controlar la mente de esa persona. ¿Hasta qué punto? Si el dispositivo fuese perfecto, casi hasta donde quisiéramos"
Lo interesante de ello es que precisamente es así como se activan las neuronas, es decir, dejando que entren y salgan cargas eléctricas en ellas a través de proteínas especiales distribuidas por toda su superficie membranosa, por toda su piel, podríamos decir. Lo que ocurre es que esas proteínas de las neuronas no se activan con luz, sino por sustancias químicas (neurotransmisores) que les llegan desde otras neuronas en los contactos entre ellas (las sinapsis).
Pero si consiguiéramos que las neuronas fabricaran e instalasen en sus membranas esas proteínas sensibles a la luz podríamos activarlas a voluntad con solo hacer llegar la iluminación necesaria a la zona del cerebro donde se encontrasen. ¿Cómo conseguir esa fabricación? Los ingenieros de la genética lo han logrado extrayendo de dichas algas el ADN (los genes) que lleva la información para fabricar tales proteínas e inyectándolo en las neuronas de ratones mediante virus que les sirven como medio de transporte. El sistema funciona extraordinariamente bien, pues las neuronas inyectadas de ese modo fabrican por sí mismas las proteínas sensibles a la luz y las distribuyen por toda su superficie, prestas a abrirse y a activar con ello a sus portadoras cuando son convenientemente iluminadas.

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